Si, ese soy yo. El anti-hombre, el perdido que nunca ha sido encontrado. El que no vio, el anti-testigo, el que estuvo ahí nunca estando presente; el que toma agua para escupir fuego y llama a las tempestades en primavera.
Sí, es verdad. Nunca me importó esconderme del miedo para hacerle frente luego, cuando me atacaba la cobardía. Las rosas siempre fueron rojas pero yo las teñía de blanco perla y les ponía más espinas.
Sí, lo tengo que decir. Las palabras las dije antes de pensarlas, las buenas noticias se me perdieron por el camino y los pies me dolían si dejaba de caminar. Soy el que viendo venir la noche maldice al día porque no la deja pasar. Mis manos son de herrero y aún con ellas escribo los versos más hermosos esta noche como el chileno aquel.
Sí, no me importa. No me duelen mis alter-egos, no me molestan mis raras fisonomías o los bellos defectos. Soy el Antinomio, el Tautólogo más acertado y el hielo más caliente. La vuelta más larga, la historia mal contada, el Lázaro que se quedo muerto para siempre jamás.
Sí, así es mi vida. Mi mundo es tan corrupto que todo es bueno, las palomas se cansaron del vuelo y mi boca se moja de tanto hablar. Los colmillos del perro se hincaron en mí y ahora soy el lobo con temor a la Luna, el único que le aúlla al Sol y cuida a los conejos.
Sí, la cosa es esa. La muerte huye de mi presencia, trastabillando porque la puedo apuñalar por la espalda. Soy el máximo más pequeño, mi filosofía es la perfección de lo efímero, la eternidad de lo contrahecho. Mi vida es una perfecta imitación de la mejor de las vidas, tan perfecta que ya no es mía y entonces tendré que inventar nuevos mundos de pasiones calientes y colores fríos.
Es como digo. La moda me incomoda, las lágrimas me conmueven hasta hacerme reír y la crueldad me hace lamentarme hasta no querer poner atención.
Ahora es momento, me tendré que ir yendo, disolviéndome en los párrafos como mirando de lejos, como quien está sin estarlo, como quien no quiere la cosa, como quien es quien es sin serlo, como ese que, al final, siempre terminaré siendo yo, tú, él o ellos.
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